Villarejo de Salvanés

Entre las vegas de los ríos Tajo y Tajuña, enmarcado en un magnífico medio natural, emerge Villarejo de Salvanés, uno de los emplazamientos más privilegiados de la zona. A 54 Km de Madrid acoge una población de 7.389 habitantes. A caballo entre la agricultura, la industria y los servicios, es uno de los principales puntos de referencia económica de la zona.

Villarejo de Salvanés nos ofrece múltiples posibilidades como para poder encandilar a cualquier tipo de visitante, tanto a amantes de la historia y el arte, como a turistas ávidos de exquisitas tradiciones gastronómicas, y a los más aventureros en busca de paisajes y tradiciones populares.

Los asentamientos poblacionales en la zona se remontan hasta la Edad del Bronce. Lo que queda atestiguado por el yacimiento arqueológico de Santa María, que situado a cinco kilómetros a las afueras del municipio, presenta una estratigrafía que evidencia una ocupación ininterrumpida desde el Bronce Medio hasta el período hispano-musulmán. La historia de Villarejo está estrechamente ligada a los avatares transcurridos en la edad media en el centro peninsular, los orígenes concretos del municipio se remontan a mediados del siglo XIII, cuando la Orden de Santiago decide repoblar la zona después de la Reconquista, aunque su gran despegue comienza en el siglo XIV con la creación de la Encomienda Mayor de Castilla que alcanza su esplendor en el siglo XVI.

Villarejo consta de un conjunto histórico artístico declarado como tal en 1974, formado por la parroquia de San Andrés, la Casa de la Tercia y el Castillo. Fue precisamente la Encomienda Mayor de Castilla el principal motor del desarrollo arquitectónico del municipio. La parroquia de San Andrés, clásica iglesia-fortaleza de la Orden de Santiago caracterizada por la mezcla de estilos entre otros, gótico tardío, y herreriano, presenta una sola nave con capillas laterales y columnas de arcos. En el exterior destaca el escudo de la Orden que aparece en el frontón de la fachada principal. Otro ejemplo de arquitectura religiosa es el Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Lepanto. Fue construido en el siglo XVI por Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla y asesor de Felipe II, como agradecimiento a la victoria en la batalla de Lepanto. Es un edificio austero, de líneas simples en la que destacan los ladrillos de estilo mudéjar. Del castillo sólo nos ha llegado la Torre del Homenaje, única en su estilo formada por 8 torreones agrupados, se construyó entre los años 1195 y 1203 como baluarte defensivo ante los ataques árabes. En cuanto a la casa de la Tercia del siglo XVI, es una casa de familia, bodega y granero de la Encomienda Mayor de Castilla, en la que permanecían los tributos que el comendador recibía.

Un buen ejemplo de arquitectura popular es el Lavadero del Pozo Marcos que se encuentra ubicado junto a la ermita de San Isidro, se trata de una de las fuentes que más usaban las mujeres como lavadero y punto de encuentro. Consta de varios caños, un estanque rectangular y un pilón, restaurado con piedra de Colmenar, en un lateral se levanta un patio porticado de dos plantas con tejadillo de teja y postes de madera.

A través de las diversas rutas como la de Valdecañas donde podemos encontrar fuentes como la del Cañuelo, o la del Valle de San Pedro, podemos disfrutar de un espléndido entorno natural compuesto por un paisaje de estepa con ligeras elevaciones que se completa con campos de olivar y vid, amplios cultivos cerealistas, y vegetación típicamente mediterránea, a la par que monte bajo. Inmerso en este paisaje heterogéneo, encontramos el pinar de la Encomienda o de Valdepuerco, un bosque cerrado considerado el único bosque natural de pino carrasco de Madrid. En Villarejo de Salvanés podemos encontrar un árbol de esta especie declarado árbol singular, el pino carrasco de Buenamesón junto a la presa del mismo nombre.

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