Villamanrique de Tajo a unos 64 Km. de Madrid con una población de 798 habitantes, destaca por la estampa típicamente manchega con calles de casas blancas y por la presencia del río Tajo y el cauce de diversos arroyos que caracterizan su sobresaliente entorno natural.
Desde la prehistoria hay asentamientos humanos como lo demuestran los diferentes restos paleolíticos, más adelante se atestigua la presencia visigoda como dejan constancia dos pequeñas necrópolis. La representación musulmana se confirma gracias a los restos de un castillo almorávide, de gran importancia durante la denominación árabe y la Reconquista ya que constituía un recinto defensivo de gran valor, del que sólo queda en pie una pared de lo que fue la torre de vigilancia. Es en este período en el que se localiza el poblado de Albuher, donde se erige hoy en día la actual Villamanrique. Con posterioridad pasó a manos cristianas siendo más tarde territorio de la Orden de Santiago. A finales del S.XV o principios del S.XVI se fundo Villamanrique a partir de la ermita de Albuher que quedaba en pie y que dio el nombre a la patrona del municipio. Durante la segunda mitad del S.XVIII y la primera mitad del XIX, se produjo un aumento de la población debido a las Salinas de Carcaballana y su balneario y a la incorporación a su término municipal del territorio de Buenamesón.
Un paseo por las calles de Villamanrique nos traslada a un municipio de tradición castellano-manchega en el que predominan las típicas casas encaladas en blanco, siendo un ejemplo el edificio del Ayuntamiento. En lo alto del municipio encontramos la Iglesia de Santa María de Albuher, de nueva factura, junto a ella hay un mirador desde donde se puede observar la isla que forma el río en este punto. Al este del término municipal se ubica la Finca de Buenamesón que acogía una finca de recreo y agropecuaria, en la que se levanta el Palacio del mismo nombre, edificación del siglo XVII con puerta rectangular con un escudo a cada lado, que perteneció a la Orden de Santiago, cuenta además, con una iglesia del siglo XVI. El azud de Buenamesón se levanta junto a los restos del complejo palaciego. La presa refleja la maestría de los ingenieros flamencos y alemanes contratados por Carlos V y Felipe II para mejorar los viejos azudes musulmanes del Tajo.
También en Villamanrique se localizan las Salinas de Carcaballana, del siglo XVIII donde todavía se puede ver la mina de la que extraían la sal y las conducciones de madera por las que discurría el agua hasta el antiguo balneario.
El perfil geográfico de su término municipal exhibe dos parajes bien diferenciados, el páramo de terrenos yesíferos con pinos y matorrales y el soto y las tierras de cultivo sitas en la planicie de la vega. El soto de la zona está bien conservado lo que permite conocer una importante vegetación arbórea y arbustiva que tapiza las riberas con sauces y tarays. Hallamos alamedas en las zonas llanas más alejadas del agua y olmedas a una mayor altura del cauce del río, así como una vegetación palustre en las zonas más cercanas al agua, compuesta por cañaverales, carrizos, eneas y juncos. Esta pequeña población del sureste madrileño disfruta de un entorno envidiable que le proporcionan las aguas del río Tajo, una vega en la que disfrutar de la naturaleza en un paseo tranquilo y lleno de encanto. El atractivo se ve incrementado además, con la belleza de la fauna autóctona, una rica fauna acuática que encuentra su refugio en los carrizales como la Focha común, Ánade real, Gallineta común, el Carricero o el Ruiseñor bastardo, y otra que se refugia al abrigo de los árboles, gorriones, abejarucos o tórtolas. Otro conjunto aparece en los llanos y zonas de cultivo formado por grandes grupos de pequeñas aves, además de especies de interés cinegético como la paloma torcaz, conejo, perdiz común o codorniz. Como lugar de esparcimiento el parque fluvial en la ribera del Tajo, se encuentra totalmente rodeado de agua formando una Isla en donde podemos encontrar una gran variedad de vegetación autóctona, pistas polideportivas, circuitos de gimnasia, zona infantil, fuentes, o un embarcadero.
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